miércoles, 27 de junio de 2007

Más Extraño que la Ficción... Y QUE LA VIDA MISMA


“This is a story about a man named Harold Crick and his wristwatch…”

Justo cuando se creía que en Hollywood comenzaban a carecer de ideas nuevas, Zach Helm (escritor) convierte las obsesiones del hombre en su tema principal y punto de partida, en una historia fresca, diferente y por demás trágica (¿o cómica?).

Harold Crick (Will Ferrell), un inspector de Hacienda (sí, aquellos que te están checando todo el tiempo, esperando el momento preciso para meterte al bote), es un hombre solitario. Vive para el trabajo y sobre todo para sus obsesiones. Cuenta la cantidad de pasos que da camino al autobús, la suma de vueltas que utiliza para realizar el nudo de la corbata, el número de repeticiones en que cepilla sus dientes de izquierda a derecha… y muchas cosas más.

Para su fortuna, Harold contaba con su reloj de pulsera. Un día, el mentado artefacto, sin más ni más, decide detenerse. A partir de entonces, Harold se encuentra inmerso en un narración, una historia que supera la ficción.

Más Extraño que la Ficción es una increíble historia que irónicamente pone al tiempo como un parámetro del ser humano que, debido a sus obsesiones, se esclaviza y no se permite vivir, disfrutar, soñar... Harold Crick es el perfecto ejemplo de la raza humana. Deseamos controlarlo todo, como el caso de la naturaleza; el problema es que no somos capaces de manejarnos a nosotros mismos. Somos incapaces de autodeterminarnos.

El hombre pasa, el tiempo se acaba y la única forma de recuperarlo todo es por medio de un sentimiento. El amor juega un papel fundamental y Ana Pascal revive el espíritu de Crick, quien ahora sueña, rompe la reglas y sobre todo se divierte.

Dos eventos transcurren en periodos consecutivos, con orden y con secuencia. En el mismo plano y al mismo tiempo, Harold Crick y Karen Eiffel desarrollan sus vidas de forma paralela. Lo que no sabe Crick es que su ser es un proyecto de Eiffel. De la misma forma que en el existencialismo, las acciones de Eiffel serán consecuencias para Harold Crick y su reloj de pulsera.

El director Marc Forster imprime en pantalla la labor fundamental del ser humano: convertirse en el proyecto de sí mismo. ¿Podemos vivir en la ficción? Quién sabe, pero Stephen King alguna vez dijo: “La ficción es la verdad que se encuentra dentro de la mentira y la verdad de esta ficción es muy sencilla: la magia existe”.

martes, 12 de junio de 2007

Memento

Christopher Nolan es complicado. O complicadón. Pero de que es bueno, es bueno.
Con Memento (título insoportablemente traducido a 'Amnesia', háganme el favor), logra componer o descomponer una narrativa envolvente. Y digo envolvente porque eso es justo lo que pretende ser: la envolutra en la que el espectador quede atrapado. Envoltura hecha de recuerdos o de memorias inciertas o inexistentes.
Problemática planteada: daño cerebral.
Efectos y síntomas: pérdida de la memoria a corto plazo.
Consecuencias: asesino.
Nolan utiliza estas tres variables no tanto para construir una historia sino para que el espectador lo haga. Con una estructura en la que el tiempo se narra al contrario de la vida real, Nolan nos recuerda a la gran Irréversible de Gaspar Noé (aunque posterior a Memento), pero se sitúa en las antípodas de ésta. Si bien para Noé el destino es un lugar incontrolable para la voluntad humana y no hay marcha atrás, parece que en Memento se nos propone la vida como un continuo volver a empezar. Como si cada instante fuera una nueva oportunidad. ¿Para qué? Para lo que vos gustéis.
Una vida construida con base en pequeñas fotos y recados, tatuajes e incertidumbres es lo que mueve a Leonard (Guy Pearce) a seguir con su vida fracturada en momentos no mayores a un día. Guiado por sus propios recados, escritos en papeles, fotografías y su propia piel, busca al asesino de su esposa. Asesino que tal vez haya muerto o tal vez nunca existió. Nolan invita a sus lectores -porque la película debe ser leída- a mirar una vez más la realidad y repensar la estructura desde la cual comprendemos nuestras propias biografías.
El film de Nolan no reconstruye sino que destruye la estructura lineal de los hechos para presentarnos por qué la vida espera ser dotada del sentido que a nosotros nos plazca. Para Nolan no hay hechos netos, o en bruto, sino que cada subjetividad se imprime en ellos y podemos ver problemas en donde no los hay, o ver la gloria y la alegría en donde existe la agonía y la muerte. Pero tampoco hay memoria, sino que el pasado desaparece tras nosotros dejando unr astro que debe ser leído, y en su lectura, recosntruimos en cada caso nuestra propia identidad. ¿Quienes somos? ¿Los que hemos sido? Pero si no sé quién he sido, entonces soy quien se me antoje recordar que soy, y qué es lo que debo hacer.
No es que sea una película con moraleja, pero parece que la propuesa se acomoda en ese sentido: no es que estemos determinados, pero nuestra vida está iluminada por el pasado. Tengamos o no memoria de él. Los recuerdos quedan en nosotros como tatuajes de los que no podemos safarnos. Pero es ahí donde se abre la brecha: ¿confío o no confío en mi memoria? ¿Las cosas sucedieron tal y como las viví o es mi fatal imaginación la que produce realidades? Es papel del espectador decidir eso. O intentar recordarlo.

sábado, 2 de junio de 2007

“E” de existencia, de libertad y de hombre verdadero


Truman: Who are you?
Christof: I am the Creator - of a television show that gives hope and joy and inspiration to millions.
Truman: Then who am I?
Christof: You're the star.



Parte de la naturaleza del ser humano nos lleva a preguntarnos asuntos primordiales de nuestra existencia. Los cuestionamientos trillados de los libros de moral se hacen presentes cuando la persona siente crecer en su interior una angustia por no conocer el inicio concreto de su esencia: “¿Qué soy? ¿De dónde vengo? ¿Existo en realidad?”

¿Pero qué sucede cuando el hombre tiene una vida tan sencilla, centrada en sí mismo y por demás cómoda? Los cuestionamientos se apagan y el hombre se muere en espíritu. No hay libertad de elección y mucho menos conocimiento de sí mismo.

Peter Weir, director de “The Truman Show”, nos empuja a cuestionarnos ¿cómo sería la vida del hombre si el determinismo rigiera nuestras vidas? La respuesta es simple: no seríamos seres humanos. Las personas necesitamos experimentar el dolor para sentirnos vivos, necesitamos decidir para ejercer nuestra libertad y sobre todo amar por el verdadero compromiso, la responsabilidad y el deseo.

Truman Burbank era el experimento lucrativo de Christof, un productor de TV pretencioso. La mano de su “creador” llevó a Truman a hallarse en una vida marcada por el engaño y por la falta de la letra “e” en su nombre, hasta que un día siente el “cosquilleo” natural de los seres humanos. Sabe que existe algo más allá de su entendimiento. A partir de entonces, Truman se convierte en un ser humano, en una persona capaz de elegir y opta por el amor y la libertad.

El subjetivismo de Burbank lo proyecta hacia su futuro. Su angustia eliminó el quietismo influenciado por la “cueva” obscura en la que vivía. En ese momento, la letra “e” se hace presente en su nombre y ahora podríamos hablar de Tru(e)man Burbank, un hombre verdadero, que siente, elige y necesita de los demás para existir.

Gracias a la facultad humana de la libertad podemos elegirnos a nosotros mismos y autodeterminarnos. Sartre lo explica de la siguiente forma en su libro “El Existencialismo es un humanismo”: “El hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad”.

Truman no tenía emoción en su vida. Su carencia de espontaneidad nos hace recordar al maravilloso señor Meursault de Albert Camus. Sin embargo, esa pureza llega por fin a Burbank. Ahora es un hombre responsable y congruente; ahora es FELIZ.

“Somebody help me, I'm being spontaneous”
Truman Burbank

lunes, 28 de mayo de 2007

Camus, un Sísifo rebelde

El pensamiento de Albert Camus puede estar, para algunos, bastante trasnochado. Si bien es cierto que el existencialismo ha perdido la pujante importancia que tuvo en la segunda mitad del siglo XX, algunas de las cosas que se proponen estos hombre no son tan descabelladas.
Producto de una razón cansada de sí misma y llena de hastío de violencia y de cambios revolucionarios en una cultura decadente, el existencialismo logra desentrañar el nudo del conflicto temporal, que es esta vida humana.
Para Camus, la existencia es un absurdo y la única manera de ser congruente con esta situación es proclamar el absurdo mismo de la razón.
No tiene sentido desear, no tiene sentido buscar un infinito. Es absurdo que busquemos aquello que, de antemano, sabemos que no encontraremos, y en el caso de que lo encontremos, no nos dejará satisfechos.
Camus es el Gorgias del siglo XX. No hay ser. Y si hubiera ser, no lo podríamos conocer. Aún en el caso de que lo conociéramos, sería absolutamente incomunicable. Camus agregaría, de manera chistosota pero un tanto intencionada: si lo pudiéramos comunicar, a nadie le interesaría. O no debiera interesarle, si es que quiere vivir verdaderamente.
Meursault, personaje principal de El Extranjero, es un tipo sin adjetivos. Es el hombre sin rostro que sólo siente ira cuando le imponen una cierta fe. Meursault es el antihombre que se encuentra a sí mismo actuando pero que en esa acción no ve un destino, ni una finalidad. Las propias intenciones y promesas han sido eliminadas y el absurdo kafkiano del mundo omniabarcante, suprime por completo a la subjetividad, de manera que se haga del abusrdo algo razonable.
No desear, no sentir, no pensar, no querer. Meursault es un Sísifio del siglo XXI, pero un Sísifo rebelde, que no está dispuesto a seguir absurdeando, valga el neologismo. Sísifo tiene todavía el brillo en sus ojos de la inocencia y la ilusión, es humilde. Meursault es el gran hombre rebelde, soberbio, que le dice la verdad al mundo y se la escupe en la horca: “me da igual que me maten –dice Meursault- he matado un hombre porque lo he matado. ¿Porque he querido? No creo. ¿Para mostrar algo? Tal vez, pero no soy yo quien quiere mostrar algo”. Por que es Meursault quien quiere hacer que el absurdo se muestre a través de las acciones y de la justicia que el juez le quiere impartir.
Camus, sin embargo, es un gran médico. Hace clínica y encuentra el mal de sus pacientes. El mal de la apatía. ¿La cura? Mala pregunta, diría Camus. Apatía es la cura, enfermedad es la solución. Así que Garrik fue el primer congruente y mártir de la causa.
Ante este antihumanismo que pretende ser verdadero, ¿qué lucha y qué destino le tocan al hombre? ¿Por qué vivir en este mundo? Ante una racionalidad que se ha aniquilado a sí misma, no hay ningún destino. Ante un logos que se autofagocita, el hombre se desploma. Meursault lo ha mostrado con su propia vida y con su muerte. ¿Postura ética? Ya depende del lector elegir lo que más le plazca. Ser razonable y quedarse prdido en la apatía de abusrdo, o ser un total irracional y seguir buscando con su acción el sentido de la vida humana.
A continuación, Camus reloaded. Del día en que combatió al absurdo.

jueves, 22 de marzo de 2007

Vida, Libertad y Existencialismo


Durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países alrededor del globo mantenían un estado de nerviosismo por la avanzada de Adolfo Hitler. Esta perturbación encontró en el existencialismo una filosofía que, a pesar de ser pesimista, depositaba en el ser humano la esperanza de un mundo mejor. Jean Paul Sartre lo expuso claramente en la revista “Los Tiempos Modernos”: “Nuestra intención es contribuir a que se produzcan ciertos cambios en la sociedad que nos rodea”.

Ante este panorama, el mismo Sartre publicó en 1946 “El Existencialismo es un Humanismo”, obra icónica del movimiento existencialista que plantea la presencia del ser humano tomando como base el “pienso, luego existo” cartesiano y que ante todo era una respuesta a los “ataques” que habían sufrido los seguidores de esta filosofía por parte de los comunistas y católicos.

Esta creciente doctrina causaba “picazón” en los bandos conservadores. Le reprochaban ante todo el hecho de ser una filosofía que acentuaba el lado malo de la existencia. Sartre responde con una elocuente pregunta: “En el fondo, lo que asusta en la doctrina que voy a tratar de exponer ¿no es el hecho de que deja una posibilidad de elección al hombre?”

La libertad del hombre es un manifiesto fundamental de Sartre y en general del existencialismo. Para ellos, la existencia precede a la esencia, por lo que se toma la subjetividad como concepto. De acuerdo a esto, “el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y después se define”. ¿Cómo se define? “…el hombre no es otra cosa que lo que él hace. Este es el primer principio del existencialismo”.

“Eligiéndome, elijo al hombre”

Si en verdad la existencia precede a la esencia, Dios no existe, y ante esta perspectiva de desamparo el hombre carga en sus hombros la responsabilidad de toda la humanidad. Para Sartre, el ser humano debe comprometerse porque es responsable de lo que es y lo que puede llegar a ser y por tal motivo él explica que “cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres”. Con lo anterior, Sartre deja de manifiesto que la sociedad es un todo y el hombre es un proyecto que se planea a sí mismo por el bien del “todo”.

Para que el hombre exista debe ejecutar y proyectarse porque “no es más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida”. La manifestación clara del compromiso del hombre está en la acción alejada del quietismo y vinculada con la suma de empresas que emprende día a día y que lo conceptualizan como la cosecha de su propio cultivo.

El hombre “sartreano” depende de los demás hombres para obtener su propia existencia y libertad puesto que la libertad de los otros depende de la nuestra y la nuestra depende de la libertad de los otros. El “todo” existencialista está alejado del determinismo y parte del “pienso, luego existo” para recordarle al hombre que no hay otro legislador que él mismo y con la falta de Dios decidimos por nuestra cuenta el futuro de las sociedades. Cada uno de nuestros actos afectará a los demás en mayor o menor medida, así como a consecuencia de la terrible avanzada de Hitler, el existencialismo se abrió camino para dejar un legado de filosofía a la humanidad.

lunes, 19 de marzo de 2007

Memoria inmemorable, forjadora de identidad



Eternal sunshine of the spotless mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), obra escrita por Charlie Kaufman y dirigida por Michel Gondry: tematiza dos aspectos que constituyen a la conciencia y a la mente: el sueño y la memoria.

La película muestra cómo la psicología humana representa un abismo profundo difícil de conocer aunque sea un poco, la mente del hombre es un agujero inmenso y cada uno es capaz de perderse en su propio interior interminablemente. Ya san Agustín lo había visto: el alma humana es un profundo abismo inabarcable, siempre lleno de recovecos.

Respecto del tema del sueño, Kaufman intenta mostrar como la vida toda podría formar parte de un sueño. Mientras Joel (Jim Carrey, quien por cierto logra una buena actuación fuera de la comedia), dormido y por decisión propia, recibe un proceso neurológico para olvidar todos los recuerdos acerca de una mujer (Kate Winslet), viaja por todos los resquicios de su propio inconsciente y su memoria buscando de qué manera no olvidar aquel amor que ha vivido.

Más allá de hacer una mera descripción sobre la complejidad de la mente, Kaufman muestra cómo la identidad personal se va construyendo con la propia historia. Cada suceso y cada momento de nuestras vidas va forjando nuestra propia identidad y nuestra propia esencia. Desde un punto de vista en el cual la existencia precede a la esencia, el hombre va haciéndose a sí mismo no solamente a través de su biografía y sus momentos vividos, sino a través de la memoria de ellos.

Recordar no solamente es volver a vivir, sino que recordar significa ser alguien en un momento y en un espacio. Como dice Víctor Frankl: haber sido es la manera más segura de ser. Hay momentos que marcan de tal manera nuestra propia vida que, aunque sean funestos, siempre es mejor no olvidar. Porque al final del día, esos momentos nos constituyen como lo que somos, y es ahí donde aparece lo que podríamos llamar: la voluntad de memoria.

Los personajes de la película, se van dando cuenta de la importancia no de olvidar, sino de vivir cada momento como un instante nuevo. En medio de sus diálogos surge la famosa doctrina nietzscheana sobre el eterno retorno de lo idéntico, en la cual se ensalza a aquellos que pueden olvidar, ya que pueden vivir de nuevo cada instante. Gracias a esa comprensión del tiempo y la memoria, se hacen conscientes de que la voluntad de memoria representa nuestra voluntad de ser quienes somos, de afirmarnos por encima del devenir y surgir con una individualidad irrepetible, construida a través de todos los sucesos, inclusive el más nimio e insignificante.

El método neurológico sugerido (quizá no tan fantásticamente) por Kaufman para eliminar a las personas de nuestra propia biografía representa la necesidad no de olvidar, sino de integrar las experiencias a nuestro presente y de atrevernos a conocer y a reconocer cada vez a las personas con quienes nos relacionamos.

Eternal sunshine of the spotless mind recuerda a Sófocles con su tragedia, ya que sostenía que ante el sino y la fatalidad nada había que hacer. A pesar de ello, y a pesar de que estemos condenados a vivir un amor o un suceso doloroso, depende de la voluntad de cada individuo la decisión sobre qué hacer o cómo actuar respecto de lo que la vida nos presentará.

Con base en una narrativa fuera de una línea sucesiva-temporal, Kaufman no permite que el espectador pueda predecir lo que sucederá en la escena siguiente. Y es ese mismo espectador quien, después de haber sido manipulado por la narrativa presentada, termina agradeciendo la existencia de su memoria, que es lo que lo hace forjar su identidad.

miércoles, 14 de marzo de 2007

La Evolución del Hombre en 114 minutos

Julius y Philip Epstein escaparon de los pocos convencionalismos existentes hasta el momento y en 1942 escribieron el guión de una de las más grandes películas en la historia del cine. Combinando temas como el drama, el romance y la guerra imprimieron en “Casablanca” ese lado humano y enternecedor que hasta la fecha sigue vigente. Actualmente, existen pocos guionistas que encuentren un espacio original para crear un universo regido por sus ideas.

Por fortuna, Charlie Kaufman es una excepción fantástica a la regla. Su ingenio y la obsesión por su apariencia penetran profundo en sus escritos, maravillando al espectador que, cautivo, encuentra en sus guiones una identificación con los personajes. “Adaptation” (“El ladrón de Orquídeas”), una de sus obras más “oscuras”, es una representación de la realidad del ser humano que está en constante evolución.

El Argumento

Kauffman (Nicolas Cage), después del éxito de “¿Quieres ser John Malkovic?”, es contratado para adaptar el libro “El Ladrón de Orquídeas” de Susan Orlean (encarnada por Meryl Streep). Después de algún tiempo en el proceso, no encuentra la originalidad que desea para la adecuación de la obra literaria en una obra cinematográfica. Sabe que necesita escaparse de los parámetros establecidos y buscar sus propias normas en aquel universo ficticio que intenta construir. Pero no solamente edificará un nuevo guión sino también instalará los cimientos de su propia evolución y existencia como personaje complejo, valorando la Inteligencia Emocional de su hermano Donald.

Con una analogía, Kauffman se (y nos) “transforma” en plantas que cambian gradualmente a medida en que encuentran la forma más adecuada para su supervivencia. La orquídea fantasma, especie que vive en lugares recónditos de los pantanos, se adaptó a las circunstancias y aferrada al tronco de los árboles mantiene su existencia. Así, el personaje de Kauffman, retratado a sí mismo con una descripción complicada pero muy bien lograda, debe apropiarse de su propia existencia para acomodarse al medio en el que se desenvuelve y ganar autenticidad. Con esto, Kauffman nos hace partícipes de su “realidad” incluyéndonos en su ficción. Se convierte poco a poco en un Uróboros que devora su cola.

Evitando los “diez mandamientos”* del experto en guionismo Robert McKee, logra un guión equiparable (guardando las distancias) al de los hermanos Epstein. Haciendo uso de las voces en off, eventos fortuitos, combinación de géneros y alejado de las acciones predecibles, Kauffman nos interioriza sus miedos y además nos ubica en una realidad que, a juzgar por el contenido de la película, ni él mismo creyó lograr en 114 minutos.

“Adaptation” (como me gusta llamarle por el significado de la palabra) se convierte en un mensaje visual: en el cine no hay reglas que impidan al creador ser original. A pesar de que Robert McKee y los diferentes expertos en el ramo continúen escribiendo libros para la labor del guionista, siempre existirá la decisión intra-personal del escritor en su propia ficción. Los escritores son los dioses dentro de su mundo y en ellos recae la decisión en la utilización de los diferentes recursos.

Para todos aquellos que deseen seguir los “Diez Mandamientos” de McKee (tomados del texto “Estructura Argumental del Guión”) que el personaje de Kauffman rompió en “El ladrón de Orquídeas”, los adjunto a continuación:

PRIMERO No le quitarás de las manos la crisis/el clímax al protagonista. Mandamiento anti deus "ex machina".

SEGUNDO No le facilitarás la vida al protagonista. En un argumento nada progresa si no es a través del conflicto.

TERCERO No harás una exposición porque sí. Dramatízala. Conviene la exposición en munición. Utilízala para girar el final de una escena, para favorecer al conflicto.

CUARTO No utilizarás falsos misterios ni sorpresas fáciles. No escondas nada importante que sepa el protagonista. Mantennos al nivel del héroe. Que sepamos lo que él/ella sabe.

QUINTO Respetarás a tu público. Mandamiento antimercenario.

SEXTO Conocerás tu mundo como Dios conoce éste. Mandamiento pro­investigación.

SÉPTIMO No complicarás con nuevos elementos ya que la complejidad de los que dispones es mejor. No multipliques las complicaciones en un solo nivel. Utiliza las tres: intra-personal, interpersonal, extra-personal.

OCTAVO Llevarás las situaciones al límite, negando las negaciones, llevan­do a los personajes hasta los extremos y la profundidad más lejanos del conflicto imaginables dentro del propio espectro de probabilidades del argumento.

NOVENO No escribirás con evidencia. Pon un subtexto debajo de cada texto.

DÉCIMO Reescribirás.

domingo, 11 de marzo de 2007

Una adaptación hacia la autenticidad

Adaptation
por Charlie & Donald Kaufman
Dirigida por: Spike Jonze

En Adaptation (El ladrón de orquídeas), Spike Jonze se luce con una narrativa multiniveles y una estructura compleja que da saltos entre la narración, lo narrado y la vida real. Parece que el tema principal de la película es el cine mismo, dando un rodeo y terminando por convertir a la película en una serpiente que se muerde la cola.
Charlie Kauffman –personaje y director de la película- vive el conflicto de todo escritor al pretender ser sincero y ganarse la vida con ello sin tener que venderse a las técnicas comerciales de creación. Su hermano gemelo –David- representa al lado práctico de ese artista, pero con base en una escisión de la personalidad.
Dentro de una atmósfera llena de los lugares comunes del guionismo, la intención de Kauffman (tanto del real como del de la película) es revelar al cine y en general al arte como una creación absolutamente autónoma de las leyes y de las reglas de los manuales. Sin embargo, parece que el objetivo de la película no se queda en meras observaciones irónicas sobre las técnicas cinematográficas, sino que plantea una historia complicada sobre la psicología de sus personajes.
Charlie Kauffman vive aterrado y frustrado por no llevar a la realidad sus verdaderos deseos. Es un personaje capaz de inventar y crear una situación idílica y perfecta pero que, una vez puestas todas las condiciones para su realización, se cohíbe y termina por ser un fiasco y un pastiche de la audacia. Su hermano, quien representa la vida práctica, la vida empática y capaz de relacionarse de manera normal y natural con el mundo, logra escribir una novela con base en la manualística y consigue el éxito tan buscado por Charlie.
Al parecer, queda claro que escribir y la labor creativa es siempre un viaje hacia lo desconocido, y no es insignificante que la flor escogida por Spike Jonze sea la orquídea. Las orquídeas viven en los árboles, no son plantas autónomas, sino que necesitan siempre de una fuente viva que les dé vida. Son una especie de virus cuya existencia parasitaria se olvida si no tiene a su lado a nadie que la mantenga.
Las orquídeas son muy variadas en sus especies, y están diseñadas por la naturaleza de manera tal que tengan un insecto símil que sea atraído por ellas y generar así la reproducción vegetal. Para cada planta hay un sosías que la recuerda. Lo mismo para las personas: cada persona no solamente necesita de otra, sino que hay un sosías que la libere de sus propias ataduras de la vida parasitaria. Éste era el caso de Charlie Kauffman, escritor limitado por su propia autoestima y por la concepción que tiene de sí mismo. Es hasta que logra desafanarse de su hermano –es decir, adquirir sus habilidades para ámbito práctico-, cuando toma una identidad propia y deja de quejarse de la vida que si no lo trataba mal, al menos le daba sus buenas zarandeadas.